UN AVISTAMIENTO

Hace unos días tuve un avistamiento de una fumadora que impactó fuertemente en mi #fetichismo. Yo caminaba por una calle tras el anochecer, en una tarde de invierno más cálida de lo que correspondería. Vi salir a la chica de no se donde, con un cigarrillo recién encendido. La chica tendría entre 20 y 25 años, delgada, guapa, con pelo negro recogido en una coleta, con un aspecto perfectamente sano y lozano. No se si era simplemente por ser guapa pero parecía buena chica.

Se cobijó bajo el umbral de un portal, cigarrillo y móvil en ristre. Dio una calada a su cigarrillo y exhaló un espectacular chorro de humo, abundante y cohesionado, bien visible bajo la iluminación nocturna, que cruzó el ancho de la acera. Se puso a manejar su móvil para entretener la fumada.

Fumaba de manera desenvuelta, sin una pizca de aprensión o inseguridad, aunque en un momento hizo un gestos como si no quisiera echar el humo a algún caminante. La poderosa exhalación de humo revelaba que era una #fumadora experta, bien enganchada a la nicotina, que manejaba sin problemas inhalaciones abundantes. Por otra parte, lo compacto y homogéneo del cono de humo, revelaba que sus pulmones aun son fuertes y saludables.

A parte de que la chica era guapa y joven, lo bonito de este avistamiento fue que fumaba como una fumadora de otras épocas en las que #fumar era algo que hacían las chicas que molaban y que se consideraba que reforzaba la imagen de independencia y desenvoltura de la mujer que fumaba, por lo que las chicas fumaban con cierto exhibicionismo y muy asertivamente. Esto me recuerda las lamentaciones tan habituales en foros de #smokingfetish sobre que ya no se ven fumadoras como las de antes, como por ejemplo en el interesante blog https://sobrefondonegro.blogspot.com/. Ese tipo de lamentaciones fetichistas suenan un poco a “abuelo cebolleta”, pero creo que tienen parte de razón, porque ha cambiado el significado social del #fumar (en parte se ha perdido la glamurización laboriosamente creada por la industria del cine), lo que afecta a la manera de fumar de las chicas, menos teatral y orgullosa. Además ha cambiado el perfil social y de edad de las fumadoras, pues al principio fumaban sobre todo mujeres jóvenes acomodadas y después vinieron fumadoras de más edad y más proletarias, lo que se carga el prestigio del tabaquismo femenino y la carga simbólica de libertad y empoderamiento que tenía. Recientemente la proliferación de los cigarrillos liados a mano quitan mucha estética al fumar. Por suerte la chica de la coleta seguía fumando por la antigua, como una diva del humo.

Unos días después vi a dos jóvenes #fumadoras muy diferentes, que caminaban fumando hacia un centro comercial. Una era bajita y ancha, estilo Sancho Panza, y en su forma de vestir no había ni un gramo de coquetería. La otra era estilizada, rubia, con un peinado impecable, quizá de peluquería reciente, y un abrigo de aire burgués. Las dos se veían chicas algo inseguras, más la alta, que a pesar de ser guapa tenía un lenguaje corporal inseguro. A pesar de todo se las veía contentas, disfrutando del tiempo libre y la amistad.

Seguramente la mayor diferencia entre la primera fumadora y las otras dos era el estilo desenvuelto, que parecía denotar una mayor seguridad en si misma que puede ser simplemente por carácter o quizá por razones de tipo social. Sin embargo, a pesar de las apariencias, la experiencia de fumar sería igual de satisfactoria para las tres jóvenes. Que a las tres les vaya muy bien en la vida.